
Al ser humano le apasiona descubrir y experimentar nuevas vivencias. Cuando nuestras ajetreadas vidas lo permiten, intentamos sumergirnos en un viaje hacia lo desconocido (o conocido), un trayecto hacia lugares recónditos y apasionantes, un camino que nos permite satisfacer nuestras necesidades más profundas.
Apunta un proverbio muy popular en la actualidad: “Travel is the only thing you buy that makes you richer”. Realmente, es así. Viajar permite descubrirse a uno mismo, ofrece la oportunidad de aprender y nutrirse de un diferente contexto cultural, estimula nuestra capacidad de adaptación y superación y, en definitiva, contribuye a nuestro desarrollo personal. Hay quien prefiere los trayectos cortos, de ida y vuelta, mientras hay quien opta por caminos largos, por aventuras insólitas e imprevisibles. En cualquier caso, el viaje que elijamos tendrá una larga trayectoria en nuestra vida personal.
Precisamente, viajar suele ser una de las principales pasiones de los niños y niñas. De hecho, un viaje puede llegar a estimular la curiosidad de un niño/a a niveles extraordinarios. Como bien sabemos, su hambre por vivir nuevas experiencias es insaciable, de modo que es fundamental la forma en la que los adultos presenten ese destino. Empezando por la preparación del viaje, podemos realmente hacer partícipes a nuestros hijos e hijas del camino que vamos a emprender buscando actividades de forma conjunta u observando posibles rutas a realizar en nuestro destino. Evidentemente, seremos los encargados de determinar qué haremos, pero su participación permitirá que lo sientan como propio y se entusiasmen más aún ante aquello que está por llegar.
Despertar e incentivar sus emociones es un aspecto que debemos cultivar diariamente y, de hecho, un viaje bien diseñado y envuelto puede llegar a conseguirlo. Además, nuestro recorrido puede convertirse en una excelente oportunidad para suscitarles el deseo de aprender acerca de nuestro destino. Pongamos como ejemplo un viaje a Atenas: un paseo por el Acrópolis, un encuentro con el estadio Panatenaico, una visita a un museo de su interés…, todo esto endulzado con una intrigante historia que les permita transportarse en el tiempo, realmente logrará suscitar emociones imborrables.
Además, si nos paramos a pensar en nuestras propias vidas, ¿no nos encontramos realmente en un viaje continuo lleno de novedades? En un mundo tan marcado por el cambio, la capacidad de adaptarse y salir de la propia zona de confort es una cualidad indispensable para el éxito. Nuestros jóvenes forman parte de una nueva era en la que debemos estar preparados para afrontar cualquier cambio o innovación que ocurra. La actitud que mostremos ante estos cambios que encontramos en el viaje de la vida marcará la diferencia.
Xavier Sanchis Calatayud
Primary Teacher