Hace unos días, jugando un partido con el equipo del colegio, vi toda una lección de valores: un niño está atacando, hacen una jugada sus compañeros, él no toca la pelota, pero su equipo encesta y lo celebra con la misma alegría que el resto de los compañeros,   ¿por qué? Porque es parte de un equipo, se siente importante, es feliz y así lo expresa en la celebración.

El baloncesto, es un deporte de equipo, y juntar deporte y equipo es algo que nos puede ayudar a desarrollar valores, ya que el deporte, por sí solo, no lo hace. Sí, habéis leído bien, el deporte, no aporta valores por sí solo, somos las personas, como bien comenta Ángel González Gareño (entrenador, 18 temporadas en el Real Madrid) en su blog. Todos podemos pensar en buenos y malos ejemplos de profesionales, referentes para nuestros hijos e hijas, pero el deporte, sobre todo el de equipo, bien guiado y coordinado puede fomentar buenos valores y completar su formación.

Decía Mike Krzyzewksi entrenador de la universidad de Duke y de la selección de Estados Unidos: “los miembros de un equipo deben ser observados como los cinco dedos de una mano. Tenemos manos con dedos pequeños que se juntan con facilidad y, cerrados sobre si, se transforman en un puño poderoso. Otras, con dedos a veces mayores, tienen dificultad para cerrarse y formar un puño mínimamente fuerte”. Es decir, un equipo si está bien cohesionado puede ser muy fuerte, sean como sean sus componentes y para crear esa cohesión, será básico un buen trabajo en valores.

 

 

El deporte de equipo ayuda a fomentar muchos valores en los más pequeños

La constancia, la cultura del esfuerzo y el compromiso, los conseguimos cumpliendo con los entrenamientos y partidos del equipo como bien os contamos en el artículo «Ante un bajo rendimiento académico, ¿es importante la práctica deportiva?» de este blog, para el resto de los valores será primordial la actuación de todos los agentes alrededor del niño/a, entrenador/a, familia, colegio y amigos/as.

Visualizar el éxito y aplaudir cada uno de los esfuerzos, aunque no se consiga el objetivo deseado, nos ayudará a que afronte cada uno de los desafíos con mentalidad positiva y ánimo de superación (mentalidad olímpica), ya que cada reto que supere va a suponer un refuerzo en la autoestima y crear una sensación de placer que el cerebro buscará repetir.

Tener responsabilidades (como, por ejemplo, ser el capitán o capitana) hará que se sienta importante y desarrollaremos la empatía si las hacemos rotativas, pues todos van a tener que cumplir con esa tarea en algún momento.

Respeto, básico para comunicarse y crear el espíritu de equipo, respeto a las decisiones de los demás, incluyendo el árbitro, y no analizar cada decisión como si los estuviéramos examinando. ¿Os imagináis ser examinados continuamente y sin respiro? Debemos apoyar y animar, no es necesario valorar cada acción, pues los cohibiremos y no querrán tomar decisiones. Aquí es donde será importante que las familias y el club/colegio estén alineados. La comunicación y formación de los responsables familiares es muy importante, pues no todos conocen el deporte que sus hijos/as practican, ni cómo queremos que se comporten para que no haya conflictos y/o malentendidos.

Por último, enfrentarnos al fracaso, pues no siempre superaremos los retos, ni lograremos los objetivos, pero lo bonito del deporte, es que siempre tendrás la oportunidad de volver a intentarlo, y si todo esto lo haces rodeado de amigos y un gran equipo humano todo será más llevadero. El equipo se une ante las adversidades y no hay nada más satisfactorio que compartir la alegría con los tuyos.

La vida es un reto y con deporte, es felicidad.

                                                                          Vicente Olmos Fusté

Primary  teacher and basketball team coach

La Devesa School